LA PAZ, Bolivia (Reuters). -Una ola de protestas en Bolivia contra un alza de los combustibles dispuesta por el Gobierno se tornó violenta el jueves con la quema de una estación de peaje en La Paz, disturbios callejeros y bloqueos de carreteras, pese a la mejora salarial anunciada por el presidente Evo Morales.
Las protestas, a las que se sumaba una huelga de transportistas, reflejaban el rechazo a la medida del gobernante de izquierda, que disparó el precio de los combustibles hasta un 83% y crispó a una de las sociedades más pobres de América Latina.
Una terminal de peaje en el ingreso a la capital La Paz fue atacada tras una marcha contra el "gasolinazo" que realizó la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de la ciudad vecina de El Alto, una organización muy combativa en las protestas que derribaron a dos presidentes entre 2003 y 2005.
Decenas de manifestantes, entre ellos varios encapuchados, quemaron la estación y se enfrentaron con la policía, antes de que las fuerzas de seguridad lograran retomar el control del lugar, según testigos de Reuters.
Horas después, manifestantes convocados por el opositor alcalde capitalino, Luis Revilla, chocaron con la policía. Las fuerzas de seguridad les impidieron el paso a la plaza central pero no evitaron que ciudadanos apedrearan el edificio de la vicepresidencia y otras oficinas gubernamentales.
Morales dijo que asumirá el costo político de la decisión tomada el pasado domingo, que desató un caos de precios en los comercios y el retiro de productos básicos de la venta, además de dañar su relación con sindicatos y fuerzas sociales.
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