martes, 2 de noviembre de 2010

DEPORTES. GIGANTES DE SAN EDGAR.


Rentería, no Bonds, fue el que ganó para San Francisco la Serie Mundial


terra.com
El toletero Barry Bonds tiene en su poder el título de "rey" de los jonrones en el béisbol de las Grandes Ligas, pero ninguno de ellos valió una Serie Mundial como el que pegó el campocorto colombiano Edgar Rentería para proclamar a los Gigantes de San Francisco nuevos campeones del Clásico de Otoño.
Bonds, que se enfrenta a la justicia por presunto perjurio sobre el consumo de esteroides, fue la gran estrella de los Gigantes desde 1993 hasta el 2007, lo consiguió todo a nivel individual, menos convertirse en la inspiración ganadora que si generó Rentería.
Los Gigantes con Bonds, que se retiró en el 2007 con las marcas históricas de 762 jonrones, 73 para una sola temporada, 2.558 bases por bolas y 688 que fueron intencionales, lograron llegar a la Serie Mundial del 2002, pero su astro no surgió con su bate en los momentos decisivos como lo hizo Rentería.
La figura del pelotero barranquillero de 35 años no sólo iba a ser decisiva por la producción ofensiva que generó en la serie del Clásico de Otoño contra los Vigilantes de Texas, sino por su actitud de entrega al equipo y a sus compañeros, a pesar de no estar bien físicamente, algo que le convirtió en la inspiración de todos.
Rentería había sufrido una de las peores temporadas regulares en cuanto a las lesiones y de ahí que en la recta final de la competición admitió que había llegado el momento de comenzar a pensar en la retirada.
Primero lo comentó con lágrimas en los ojos a nivel de sus compañeros, que sintieron tristeza, pero guardaron silencio. Luego también compartió sus pensamientos de forma espontánea, como siempre lo ha hecho, con los periodistas.
"No soy una persona que habla mucho, más bien soy de escuchar. Pero sentí que tenía que decir algo a mis compañeros", recordó el pelotero barranquillero con su flamante trofeo de campeón de la Serie Mundial. "La verdad que me sirvió el desahogarme".
También hubo un efecto inmediato en sus compañeros, especialmente por parte de los peloteros latinos como el dominicano Juan Uribe, un gran amigo de Rentería; el venezolano Pablo Sandoval y el jardinero boricua Andrés Torres, entre otros.
Uribe se motivo más que nadie para que ante la posibilidad que Rentería disputase su última temporada tuviese la oportunidad de luchar de nuevo por otra Serie Mundial y eso fue lo que lograron.
Todos sintieron la inspiración de un profesional ejemplar y excepcional como Rentería y los Gigantes comenzaron a ser en la recta final de la temporada regular una fuerza imparable que ganó el banderín de la División Oeste de la Liga Nacional en el último día de la temporada regular ante los Padres de San Diego.
Tampoco les importar no salir de favoritos en la competición de la fase final tanto en la primera serie divisional contra los Bravos de Atlanta y mucho menos contra los Filis de Filadelfia por el banderín del "Viejo Circuito".
Los Gigantes se centraron en su juego en sus opciones y como dijo el veterano piloto de los Filis, Charlie Manuel, fueron el mejor equipo en el terreno de juego y por eso "nos ganaron", sin importar los pronósticos, ni tener una rotación de estrellas.
"Es una persona única, donde esté va a hacer lo mejor que pueda y ayudar a todo el mundo", destacó el curazoleño Hensley Meulens, entrenador de bateo de los Gigantes, al recordar la reunión que marcó un giro para los Gigantes y uno de los que más admira a Rentería en todos los aspectos.
Nada más concluir el quinto partido de la Serie Mundial, en el que pegó el jonrón monumental de tres carreras que decidió el triunfo por 3-1 de los Gigantes y el título, Rentería admitió que la temporada no había sido nada fácil.
"Este fue el año más difícil de mi carrera", destacó Rentería, quien apenas jugó 72 partidos, al temporada que menos de su carrera profesional que comenzó con 20 años en 1996, por culpa de dolencias en la ingle, bíceps izquierdo y codo. Apenas produjo 22 carreras y sólo pego cuadrangulares.
Sus dolencias le impidieron jugar en los primeros cinco partidos de la fase final que tuvo que ver desde el banquillo, donde hizo la gran labor de darle consejos a jóvenes compañeros como Cody Ross, que había llegado de los Marlins de Florida, el primer equipo de Rentería en las Grandes Ligas.
Rentería también estaba convencido que iba a poder ayudar a su equipo en los momentos claves, en la Serie Mundial, a la que llegaban por tercera vez desde que se mudaron a San Francisco y que nunca habían podido ganar, ni con Bonds al frente, entre otros legendarios que pasaron por su organización.
Su sinceridad y buena comunicación con el manejador de los Gigantes, Bruce Bochy, iba a ser decisiva para que éste confiará plenamente en el barranquillero que una vez más tenía reservado lo mejor para su tercer Clásico de Otoño en el que se consagró con el premio de Jugador Más Valioso (MVP).
Su aportación no dejó ninguna duda del merecimiento de tan única distinción, al conseguir .412 de promedio de bateo (siete imparables en 17 turnos), de los cuales dos fueron cuadrangulares, anoto e impulsó seis carreras.
Si el sencillo impulsador con el que los Marlins ganaron la Serie Mundial en 1997 ya fue histórico, el jonrón de la del 2010 lo superó porque acabó con 52 años de frustración para la ciudad de San Francisco.
"Puedo dar fe que Edgar ansiaba este título. No fue hace poco que me dijo: 'quiero ganar otra Serie Mundial'", recordó Bochy. "Como siempre hace cumplió con su palabra".
Ahora, Rentería acompaña a los legendarios Lou Gehrig, Joe DiMaggio y Yogi Berra como los únicos en la historia con dos imparables decisivos en Series Mundiales, en las que ha dejado .333 de promedio de bateo (21 de 63) con 10 carreras producidas.
Más humilde y modesto que nunca, Rentería, también quiso ser sincero cuando reconoció que su pensamiento ya no estaba puesto en la posible retirada sino en seguir "gozando" al máximo, como buen barranquillero, del merecido triunfo.

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